par Morales Benito, Lidia
Référence Tonos digital, 25
Publication Publié, 2013
Article révisé par les pairs
Résumé : Los seres humanos crean actividades lúdicas imponiéndoles una lista exhaustiva de reglas que definen y dan nombre al juego en cuestión. En la estructura de estas actividades -transferibles e inagotables- tienen cabida un sinfín de partidas variopintas, aliciente primordial para la repetición del juego tanto por parte de los propios participantes como por una multitud de individuos, integrantes intercambiables del papel de jugador. La delimitación de las coordenadas de tiempo y espacio -establecidas antes del tiempo de juego- permiten que los contrincantes den rienda suelta al ingenio, la estrategia o se dejen llevar por el misterio del azar, pues ese tiempo y espacio no pertenecen a su realidad cotidiana y, en consecuencia, su vida no se verá alterada por ellos. La paidia es constreñida por el ludus, el impulso lúdico se ve coartado por leyes y la amalgama de ambos dará lugar a otras potencialidades del jugador, otras representaciones de sí mismo, atractivas y siempre mejorables.Tanto el game -juego reglado- como el play -juego de ficción-, esa actividad lúdica que nace, se desarrolla y muere en el tiempo de la partida, esa actividad tan misteriosa e incierta, atraen al jugador inevitablemente. La excitación de los sentidos, el vértigo y el torbellino de emociones, el hechizo del juego, en definitiva, es culpable de que incluso el tramposo desee jugar.Este artículo versa sobre la esencia y estructura del juego y su utilidad, así como el tiempo y el espacio que lo definen.